La Ciudad requiere de la construcción de espacios habitables, del diseño de infraestructura y equipamiento seguro que tenga en cuenta los riesgos naturales y antropogénicos, que pueden impactar la vida cotidiana mediante la correcta aplicación y actualización de la normatividad en materia de seguridad estructural.   Al menos dos, son los factores estructurales condicionantes del ordenamiento territorial: la exposición diferenciada a riesgos y la presión sobre los servicios ecosistémicos de la Cuenca del Valle de México, particularmente los servicios hidrológicos de la Ciudad. Por su ubicación geográfica, la Ciudad de México se encuentra expuesta a diversos fenómenos geológicos. La propensión a que la población, la infraestructura, los asentamientos humanos y el entorno sean afectados por un evento o agente perturbador de origen físico o social, debe ser evaluado en los procesos de ordenación del territorio a nivel de alcaldía y, de manera específica, en los barrios y comunidades. Es fundamental reconocer los riesgos asociados a la afectación de la cuenca hidrológica del Valle de México y los fenómenos de desabasto de agua, inundaciones, sobrecarga de la capacidad de drenaje, deterioro de la capacidad de recarga del acuífero, menor disponibilidad natural de agua y pérdida de calidad de las aguas subterráneas.