La economía circular se concibe como una opción para desterrar el desperdicio de recursos: materiales, agua, energía y suelo, así como propiciar la regeneración de la biodiversidad y sus servicios ambientales. Ello a través de detonar actividades productivas, cero residuos y bajas en emisiones de carbono, con un enfoque incluyente, equitativo y apegado a la protección de los derechos humanos. Las edificaciones biosustentables y los parques industriales ecoeficientes son elementos clave en ciudades circulares carbono neutras.
La economía circular está basada en cinco principios rectores: a) Prevenir los problemas de residuos, b) Construir resiliencia a través de la diversidad, c) Usar energía de recursos renovables, d) Pensar en sistemas y e) Pensar en cascadas.
Principales problemáticas del territorio
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Políticas territoriales generales:
La transformación que se espera ocurra para hacer frente a los impactos económicos y sociales de la pandemia COVID-19 y acelerar el paso en los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático, demanda una visión holística que cubra al mismo tiempo los aspectos de desarrollo económico, la sostenibilidad ambiental y la inclusión social, desde lo local.
Un cambio de esta índole demanda un esfuerzo intenso de socialización de la economía circular entre los diversos grupos de interés a nivel comunitario y en todos los espacios cubiertos por los sectores público, privado y social. Esto para que quienes los conforman participen activamente como protagonistas en el diseño de las estrategias, para realizar en los diferentes niveles acciones específicas que contribuyan a cerrar el ciclo de los recursos (materiales, agua y energía), tan cerca del lugar en el que se generan y se necesitan. Es decir: dentro de los hogares, las escuelas, los negocios, los edificios públicos, en el barrio, la colonia, la alcaldía, la CDMX en su totalidad, y extenderlo hacia los municipios de los otros estados del Valle de México y de la Megalópolis.
Otros temas transversales
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